Muchos siglos atrás, en algún lugar y por alguna razón desconocida, un gatito negro de pocos días de nacido fue arrojado al mar para que se ahogara. Su diminuto cuerpo fue arrastrado por las olas hasta llegar a las aguas más profundas, allí conoce a un ser misterioso que lo toma entre sus manos. Al mirar sus ojos el minino sabe que no es amigo, se defiende de él con sus diminutas uñas y dientes. No logra zafarse y cuando está a punto de perder sus fuerzas, una deidad acuática llamada Manannán Mac Lir va en su ayuda.
Se vale de sus conocimientos sobre el otro mundo para acercarse sin que ese ser extraño, la Muerte, se percate de su presencia. Entonces utiliza sus habilidades de hechicero para otorgarle al pequeño el poder de su espada, al tiempo que le susurra al oído: «por la autoridad que me otorga el poseerla, transfiero a tus garras y dientes las cualidades de Frecraid: un filo capaz de traspasar cualquier cosa. Así podrás defenderte».
El gato agradece la ayuda. Con sus nuevas garras y dientes, tan poderosos como puñales, pelea con la Muerte hasta vencerla. Manannán Mac Lir es el Amo de la Niebla y utiliza ese poder para observar la batalla, oculto a los ojos de los contrincantes. El pequeño ya está libre de las manos que lo mantuvieron prisionero, pero ahora se enfrenta a las olas para llegar a tierra firme.
Su lucha por sobrevivir continúa. La deidad lo socorre de nuevo. La Muerte los ve a bordo del barco de Manannán Mac Lir, que puede surcar el mar sin necesidad de remos ni velas. Comprende que fue burlada y al no poder enfrentarse a él, ya que pertenece a una de las más antiguas de las deidades, decide maldecir al gatito. Con su voz de ultratumba grita:
—Dejarás de ser un gato. Te convertirás en un monstruo que cambia de aspecto según quién te mire, serás un caballo con cabeza de gato, un dragón o un gigantesco felino capaz de asustar y vencer a los valientes. Detrás de tus pasos iré yo para recoger a los moribundos. Desde hoy eres mi mensajero, el guardián de los caminos acuáticos hacia el Inframundo celta.
Al llegar a la isla Anglesey, Manannán Mac Lir habla con los hijos de Palug y les pide que cuiden al pequeño. Crea a su alrededor un manto de protección para detener la maldición que arrojó la Muerte sobre él, luego lo entrega. Dicho amparo sólo abarca algunos kilómetros, los suficientes para que el gato se mueva con libertad y para asegurarse que no se saldrá de ese perímetro.
Manannán Mac Lir Fingió marcharse de la isla, pero lo cierto es que se mimetiza con el paisaje para acompañarlo durante sus primeros años de vida. La Muerte, que también sigue vigilante, sospecha sobre la presencia de la deidad por lo que no se atrevió acercarse, no tiene más remedio que esperar. Los primeros años del gato transcurren entre picardías y juegos. Algunos vecinos se molestaron con las travesuras del pequeño gatito, otros dicen ignorarlas, pero si en la cocina de alguien falta algún alimento, cuando alguna prenda se rasga o se rompen objetos, se escucha por las calles: «Eso lo hizo El Gato de Palug». De esa manera, con ese nombre y esa fama se dio a conocer y se quedó con ellos para siempre.
El tiempo transcurre y Manannán Mac Lir sabe que el manto de protección que creó sobre El Gato de Palug corre peligro, él ya necesita recorrer distancias más largas. Entonces decide otorgarle un territorio para que viva allí en plena libertad. Hablan y juntos emprenden un viaje a tierras desconocidas, se adentran en el mar en el barco que se mueve sin remos ni velas.
Manannán Mac Lir creó y colocó una isla en un lugar estratégico. Para asegurar la tranquilidad del gato y alejar a los posibles humanos que desearan ir la rodeó con el clima y características propias del inframundo.
Entre los humanos pronto se corre el rumor de la existencia de la «Isla del Gato» y no faltan valientes que se aventuran a conocerla, pero todos los guerreros que osan enfrentarse a El Gato de Palug mueren bajos sus garras. Las noticias también cuentan muchas versiones sobre la muerte del gato, la sitúan en varios lugares y de igual manera se atribuye a varias personas. Algunos dicen que Sir Kay, el hermanastro del rey Arturo, lo venció en una batalla. Otros, que el Rey Arturo lo derrotó durante la lucha que libraron en un pantano y su valentía quedó plasmada en un mosaico de una catedral. Sin embargo hay quienes dan testimonio que Arturo fue derrotado por El Gato de Palug y ubican la batalla en el Monte del Gato.
Sean ciertas o no esas noticias, los rumores sobre el monstruo que habita en la isla corren de boca en boca. Traspasa el tiempo y algunos hablan de un enorme caballo con cabeza de gato, otros de un felino gigantesco y no falta quien lo describa como un dragón. También están los que le rinden culto, son muchos los pescadores de la zona que aún lejos de la isla sueltan al mar una parte de la pesca al terminar su jornada.
Los gatos que habitan en diferentes lugares del mundo también reciben noticias de la existencia de El Gato de Palug y por razones que para nosotros son desconocidas, adquirieron sus poderes. Algunos afirman que el mismo Manannán Mac Lir se los transfirió, otros dicen que fue el alma del Gato de Palug que se comunicó con sus iguales y los ayudó para que pudieran defenderse. No podemos afirmar ni negar ninguna de estas versiones, son palabras de gato que es mejor no contradecir.
Al descubrir las diferentes razas de gatos que existe, verás la inmensa variedad que tienen todas y cada una de ellas. El gato Bengalí es de los más juguetones, maravíllate con el gran tamaño del Maine Coon, la belleza exótica del gato Esfinge. Además podrás descubrir la tranquilidad que tiene el gato Persa, la impresionante belleza que tiene el gato Bosque de Noruega, o el buen carácter del Gato Himalayo, y la inteligencia del gato Siamés.
Texto e ilustración: RBoschetti. Inspitado en la mitología celta El Cath Palug.
Hola RBoschetti El gato Palug tu narración es lo que atrapa al lector. Particularmente prefiero, en este caso y otros, leer directamente el cuento, porque ahí están las huellas (tu escritura), los enigmas, la mixtura de voces, de relatos. Uno (lector) va recorriendo es laberinto (como decía Jorge L. Borges). Es lo maravilloso de la literatura «el descubrimiento». Me encantó (y perdón pero ya pocas lecturas me sorprenden) Saludos y gracias Judith
Hola Judith. Gracias por tu comentario, me alegró el día. Aunque el trabajo del artista es en solitario, palabras como las tuyas animan a continuar y lo hace más placentero. Un abrazo 🐾